Declaración de intenciones

No Country For Architects nace, como casi todas las cosas verdaderas, de la tristeza.
Vivimos malos tiempos para la arquitectura y por ende, para los arquitectos. Son momentos duros para todos, pero en especial para aquellos que no tuvieron ocasión de disfrutar los placeres de la orgía constructiva, o quizás llegaron a la fiesta cuando los más precoces ya estaban eyaculando. Somos lo que muchos ya definen como la generación perdida: sin trabajo en su país; obligados a emigrar para labrarse un futuro profesional; empujados a emprender un viaje incierto que ninguno sabe dónde, ni cómo, ni cuándo terminará.
Malos tiempos también para los que se quedan. Porque sí, no nos engañemos. Aún quedan arquitectos en España.
Tras la orgía quedan los restos desfigurados de lo que fue un oficio. Quedan veteranos impotentes aún sedientos de sexo duro. Quedan mediocres avaros rebuscando entre los escombros. Quedan exitosas estrellas del porno dando consejos paternalistas. Pero también quedan muchos profesionales deseando trabajar. Deseando ocupar el lugar que la sociedad dice que les tiene reservado; esperando ganárselo con honestidad, rigor y profesionalidad.
No Country For Architects nace con la ambición de poner en común las dos realidades de la arquitectura española: la emigración y la penuria nacional, para compartir experiencias, desmontar mitos, proponer nuevos caminos y por encima de todo: agitar.
Para conseguirlo, queremos poner en marcha una serie de artículos y entrevistas que reflejen la realidad en primera persona. Pretendemos publicar las experiencias de los que se van y de los que se quedan. Sus opiniones. Sus dudas. Sus temores y sus certezas.
Todo ello con el objetivo de poner en valor nuestro trabajo, abrir horizontes y desatascar una situación viciada por el victimismo y la derrota.
Esperamos poder compartir con nuestros lectores momentos importantes. Os animamos a seguir este blog y a participar en él activamente escribiendo, comentando, criticando y compartiendo todo aquello que os pueda interesar.
Y, como siempre, si algo ha de caer, caerá.